12.7.07

EL APLASTAMIENTO DE SERBIA


A pesar de la tensión generada por la ofensiva aliada en Champaña Falkenhayn autorizó en septiembre de 1915 la transferencia de efectivos para ejecutar el principal sueño austriaco: conquistar Serbia. La ocasión parecía especialmente propicia porque Bulgaria, vecina de Serbia, estaba basculando hacía los Imperios Centrales animada por el fiasco aliado en Gallipolí; el 6 de septiembre un enviado búlgaro, el coronel Gancev,  se entrevistó con los dirigentes militares austriacos y alemanes, y el 22 de septiembre los búlgaros iniciaron silenciosamente su movilización.

Aunque los planificadores de las Potencias Centrales hubieran querido flanquear simultáneamente a los serbios desde el oeste partiendo de Bosnia el debilitamiento de las unidades austrohúngaras allí acantonadas, por las transferencias al frente italiano lo hacía inviable. Esto redujo a esas fuerzas en Bosnia al papel menor de fijar a las fuerzas montenegrinas para que no interfirieran  las operaciones principales que partirían desde el norte. El 11 º ejército alemán de Von Gallwitz tomó posiciones en Voivodina, en la desembocadura del río Temes. En la misma región, junto al Sava y la confluencia de este con el Danubio,  se dispuso el 3º ejército austriaco, bajo la dirección del general Kövess, agrupando a cuatro divisiones austríacas y un cuerpo alemán de tres divisiones. Todas las fuerzas quedaban adscritas en el grupo de ejércitos del general Mackensen, el artífice de la reciente victoria en Gorlice-Tarnow.



 Los preparativos, asignados a los oficiales del Estado Mayor alemán fueron laboriosos y muy precisos, como recordaba Von Falkenhayn: "El 6 de octubre estuvo marcado por la apertura de las operaciones del 3º ejército austrohúngaro y de nuestro 11º ejército, y el 11 de octubre por los búlgaros. Fue posible madurarlo tan pronto puesto que los preparativos para el despliegue y el cruce del río habían sido absolutamente completados. Ya en la primavera oficiales del  Alto Estado Mayor alemán  habían recorrido toda el área hasta el menor detalle, y todas las medidas de preparación posible habían sido tomadas. Cada posición para baterías, cada posible punto de vadeo, el  acantonamiento de las tropas reunidas, y sus abastecimientos, fueron acordadas, y puentes y otros materiales de cruce, municionamiento y comisariado fueron puestos a punto. Las tropas no tenían otra cosa que hacer salvo marchar y proceder inmediatamente al cruce.  El agudo oficial al cargo de estos preparativos, teniente coronel Hentsch, del estado mayor sajón, se incorporó al estado mayor del grupo de ejércitos Mackensen como intendente general .  Fue principalmente debido a su esfuerzo que estuvimos en disposición de conseguir el efecto sorpresa trayendo las tropas en el último momento, y, además, que toda la tremenda campaña militar de cruzar el Sava y el Danubio fue llevado a cabo limpiamente, sin ningún tropiezo." 

 Al igual que en las anteriores y fracasadas campañas emprendidas en solitario por los austriacos el territorio abrupto, muy boscoso y cortado por torrentes impetuosos, y la existencia de epidemias endémicas dificultó el desenvolvimiento de las tropas incursoras, pero los serbios también acumulaban el desgaste de un año de hostilidades ininterrumpidas, y aunque lentamente, comenzaron a ceder ante las eficientes acometidas  planificadas por el estado mayor de Mackensen, entre cuyos miembros se encontraba, además  de Hentsch,  un brillante subalterno llamado H.Von Seeckt, futuro jefe del ejército en la república de Weimar.


El  9 de octubre capituló la capital, Belgrado. Por añadidura Bulgaria, decidida por las promesas alemanas de saciar sus viejas ambiciones sobre la región de Macedonia se inclinó definitivamente el 11 de octubre por el bando de las Potencias Centrales ( consumando el que sería último gran éxito diplomático de estos ) y declaró finalmente la guerra a Serbia. Esta vio como su frente se duplicaba a oriente y su resistencia sucumbió bajo el embate del 1º y el 2º  ejércitos búlgaros dirigidos por K. Boyadshiev y G. Todorov que lograron el 21 de octubre capturar Skopje y cortar  el ferrocarril entre Serbia y Salónica, conjurando la alarmante posibilidad de una incorporación a la lucha en el interior de los Balcanes de 35.000 soldados aliados del general francés M. Sarrail, que acababan de afianzarse en aquel puerto griego, después de arrancar el 27 de septiembre una autorización del inestable gobierno heleno. Este oficialmente seguía siendo neutral, pero se hallaba dividido en dos desde la tormentosa destitución del proaliado primer ministro E. Venizelos ( que contaba mayoría en el parlamento ) a manos del progermano rey Constantino I. El monarca colocó a candidatos suyos en la jefatura del gobierno, sin lograr pleno reconocimiento de muchos sectores de opinión griegos. Los Aliados venían aprovechando esta confusa situación desde hacía varios meses, instalándose en varias islas griegas del Egeo ( Tenedos, Lemnos, etc ) para apoyar la pugna de Gallipolí haciendo valer la supremacía marítima que ejercían en el Mediterráneo.

Entretanto el 5 de noviembre caía Nish, la segunda mayor ciudad de Serbia; a mediados de mes el ejército serbio había tenido que abandonar casi todo su país y retirarse a la meseta de Kosovo, en el suroeste de la nación. Algunos contraataques desesperados fueron contenidos por los búlgaros a finales de noviembre y los serbios tuvieron finalmente que emprender una desordenada retirada a través de las nevadas colinas albanesas, bajo la mirada desconfiada de sus habitantes, sufriendo hostigamientos ocasionales a manos de los mismos. L. Waring recogería años después estos testimonios: "Los que compartieron la retirada dan una versión confusa de frío, hambre, un paisaje espléndido, emboscadas de los albaneses, de caminos cubiertos de caballos muertos, de moribundos al borde del camino. Nos hablan de que los embajadores de Rusia y Gran Bretaña se tumban sobre paja junto al ministro de Asuntos exteriores serbio, su esposa y su hijo, mientras en la habitación contigua se tumban sin orden ni concierto los ministros, secretarios, cónsules, trujamanes, criados italianos y franceses. Nos cuentan que el rey, tumbado en una camilla tirada por cuatro bueyes, comparte las dificultades del camino con el soldado común ".
IMAGEN.GRABADO REPRESENTANDO LA RETIRADA SERBIA POR ALBANIA

No obstante a primeros de diciembre de 1915 unos 200.000 soldados serbios y varias decenas de miles de civiles alcanzaron los puertos adriáticos de Durazzo ( Durres ) y San Giovanni de Medua ( Lezha )*, azotados por una epidemia de tifus, donde fueron recogidos por docenas de mercantes aliados que los trasladaron a la isla griega de Corfu y posteriormente, una vez reequipados y curados, de nuevo al continente en la Macedonia griega, donde Sarrail había constituido un nuevo frente balcánico contra los búlgaros.

Los Imperios Centrales obtenían de este modo un nuevo triunfo, eliminando la amenaza que pesaba sobre Austria-Hungría desde el sur y despejando una vía de comunicación segura hasta Turquía. Incluso Conrad von Hotzendorf  conjeturó  que Rusia se avendría a una paz negociada tras el colapso de Serbia, según reflejó en un memorandum entregado al emperador Francisco José; pero en Petrogrado hicieron oídos sordos.

Hasta el habitualmente sobrio Falkenhayn mostró cierto optimismo y quedó deslumbrado por las consideraciones de un libro publicado ese otoño, " Mittleuropa ", de F. Naumann, que propugnaba la creación de un bloque territorial desde el Báltico hasta el Mediterráneo bajo la égida alemana, como paliativo al bloqueo naval inglés y alternativa geoestratégica. Pero de este manera el OHL comenzó a entrometerse excesivamente en la labor de los políticos, y con el tiempo acabaría imponiéndose completamente a estos, hasta el punto de marcar la agenda de los objetivos de guerra alemanes. En particular Falkenhayn vetó una propuesta de la cancillería referente a la presentación de una propuesta de paz de Berlín a la Entente.


*AMPLIACIÓN: EL COMBATE NAVAL DE GARGAÑO 28-29 DICIEMBRE 1915

Dentro del esfuerzo por interferir el creciente tráfico mercante  de los Aliados para evacuar a los restos del ejército serbio se produjo esta acción naval. El 28 de diciembre de 1915 un reconocimiento aéreo señaló la presencia en el puerto albanés de Durazzo (Durres) de dos destructores italianos y de siete mercantes. El almirante Haus, jefe de la K.u.K. Kriegsmarine, ordenó al Linienschiffskapitan Heinrich Seitz von Treffen que actuase contra ellos. Esa noche salieron de Cattaro los destructores Balaton, Csepel, Lika, Tatra y Triglav, conducidos por el crucero ligero Helgoland, el insignia de Seitz.

A las 2.35 horas del día 29 de diciembre, cerca del estuario del Bojasa, el Balaton detectó un periscopio y embistió al submarino francés Monge, del que recogió a los supervivientes. Tras llegar a Durazzo a las 7.00 horas cuatro destructores se adelantaron y destruyeron tres mercantes, con el Helgoland y el resto de la flotilla dando cobertura y enfrentándose a las baterías de costa. Desgraciadamente, al salir del puerto el Lika y el Triglav entraron en un campo de minas al tratar de esquivar el campo de tiro del Hegoland. El Lika se hundió rápidamente tras chocar con dos artefactos. El Triglav fue tomado a remolque con dificultades. 

A las 11.35 horas salieron de Cattaro el crucero acorazado Kaiser Karl VI y cuatro torpederos para prestar auxilio. Pero poco después Seitz fue informado del avistamiento de columnas de humo en el horizonte. Eran cruceros y destructores Aliados salidos de Brindisi al conocerse la incursión sobre Durazzo, interponiéndose en la ruta de la flotilla austrohúngara y sus bases. El tullido Triglav fue evacuado y Seitz giró hacia el suroeste. La fuerza Aliada que perseguía a los austrohúngaros la componían el crucero británico Darmouth, el crucero italiano Quarto y cinco destructores franceses, disparando a partir de las 13.50 horas. Además otra fuerza Aliada con el crucero ligero británico Weymouth, el crucero italiano Nino Bixio y cuatro destructores italianos estaba próxima. 


                                           FOTO. H. SEITZ VON TREFFEN

Durante las tres horas siguientes se produjo una agitada persecución que llevó a la flotilla de Seitz hasta las cercanías de la costa italiana. A las 18.00 horas Seitz inició el giro hacia el norte, en dirección al litoral austrohúngaro pasando justo por delante de sus perseguidores y desapareciendo en la creciente oscuridad.

En la mañana del 30 de diciembre los barcos de la monarquía dual entraron a salvo en el puerto de Sebenico. El almirante Haus no quedó muy contento con la pérdida de dos de sus destructores modernos, y destituyó a Seitz, a pesar de su probada habilidad conduciendo la incursión.


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