7.7.07

LA INTERVENCION ITALIANA. LAS CUATRO PRIMERAS BATALLAS DEL ISONZO.


Italia sufría desde el mismo principio de la contienda las presiones de intervencionistas proaliados, manifestadas sobre todo en campañas de prensa en periódicos conservadores, liberales o nacionalistas como el " Popolo d´Italia " dirigido por un disidente socialista, B. Mussolini, respaldado por agentes franceses. Italia se había desligado en agosto de 1914 de sus obligaciones con la Triple Alianza, invocando que esta solo tenía carácter defensivo, pero en realidad impulsada por su hostilidad hacia Austria-Hungria. FOTO. LOS SOBRINOS DE GARIBALDI, PARTIDARIOS DE LA INTERVENCION PROALIADA.
Algunos intervencionistas, como C. Battisti, un austriaco de la minoría italiana del Trentino, o P. Garibaldi ( sobrino del unificador de Italia ) se enrolaron como voluntarios junto a otros 4.000 compatriotas en las fuerzas armadas francesas. Las promesas de los Aliados respecto a la adquisición de las tierras irredentas en el Adriático a costa de Austria-Hungria se materializaron en el pacto de Londres, suscrito solapadamente ( a espaldas del parlamento de Roma ) por el ministro de exteriores Somnino en abril de 1915. La multiplicación de manifestaciones callejeras de los nacionalistas entre el 12 y el 20 de mayo, acompañadas por las incendiarias soflamas de G. D´Annunzio fue derribando los últimos puntales neutralistas en la clase política italiana, como al conocido liberal Giolitti, censurado por su propio partido. FOTO. EL PRIMER MINISTRO SALANDRA.

Cuando Salandra, el primer ministro liberal, se presentó ante el parlamento tras la crisis de gobierno del 13 de mayo, la cámara otorgó plenos poderes al ejecutivo con la evidente pasividad de los socialistas, divididos internamente sobre la cuestión de la guerra. El rey Victor Manuel II era otro de los partidarios de la intervención; está se hizo entonces irresistible. El 23 de mayo de 1915 Italia declaró la guerra a Austria-Hungria, incorporándose al bloque de los Aliados. A partir del 24 de mayo el general L. Cadorna, jefe militar italiano, supervisó la movilización de más de un millón de hombres aunque inmediatamente disponibles ( y equipables, debido a las dificultades de un país poco industrializado como Italia ) había 600.000. La artillería pesada era algo escasa en los calibres pesados: solo 200 morteros de 149 mm y un puñado de calibre superior, en cualquier caso poco eficaces frente a posiciones fortificadas y alambradas. Existía un frente potencial de unos 700 kilómetros aunque la presencia de la cordillera de los Alpes en el Trentino tendía a confinar los movimientos de envergadura a la parte oriental de la frontera italo-austriaca: exactamente a las riberas del río Isonzo encajadas en escarpaduras y los Alpes Carnios, de menor altitud.

Se libraron sucesivamente varios encuentros en ese valle del Isonzo. Los correspondientes a 1915 fueron: la I batalla , reñida entre el 23 de junio al 7 de julio, tenía por objetivo alcanzar el puerto de Trieste. Unos 200.000 italianos se batieron contra 100.000 austriacos en un frente de 32 kilómetros, pero solo lograron atravesar el Isonzo en un punto. A partir del 5 de julio el 2º ejército italiano de P. Frungoni y el 3º del duque de Aosta reanudaron el ataque sin resultados tangibles. En la II batalla del 18 de julio al 3 de agosto los italianos adoptaron el concepto de bombardeo de cobertura realizando una concentración artillera, encontrándose con idénticos problemas a los experimentados anteriormente por los otros beligerantes, como la escasez de municiones de gran calibre (e incluso de baterías pesadas ), o la inexactitud del tiro. Los austriacos seguían en inferioridad numérica pero desplazaron dos divisiones de refuerzo. Los progresos italianos fueron mínimos, tomando 4.000 prisioneros. Del 18 de octubre al 4 de noviembre se sostuvo la III batalla, donde los italianos reunieron hasta 1.200 cañones que realizaron una descarga de 3 días. Tampoco se alcanzaron progresos reseñables, obstaculizada la infantería por las persistentes lluvias. Pero la lucha era cada vez más empecinada y se cobró 67.000 bajas italianas por 42.000 austriacas. Antes de la pausa invernal, entre el 10 de noviembre y el 2 de diciembre se produjo la IV batalla, en la que los italianos lograron aproximarse al nudo ferroviario de Gorizia, sin lograr apoderarse del mismo. El coste fue de 49.000 bajas italianas por 30.000 austriacas.

El balance era parecido al del frente Occidental: estancamiento, en este caso en torno a la demarcación fronteriza con una leve ventaja para los italianos. Estos habían tratado de lograr un objetivo estratégico, desviar la atención de los Imperios Centrales, primero del frente Oriental en el verano y de Serbia y los Balcanes en otoño, lo que no consiguieron. Las pérdidas italianas de 1915 ascendían a 230.000 hombres de los cuales 45.000 eran muertos.

No hay comentarios: