24.7.07

PRESION EN FRANCIA: LA GÉNESIS DE VERDUN Y DEL SOMME

A finales de 1915 las pérdidas alemanas en el frente Oeste ascendían a la desmesurada cifra de 2.500.000, de las cuales 630.000 eran muertos, un voluminoso contrapeso a las brillantes victorias conseguidas en Rusia y los Balcanes. A esto se sumaba la profunda discrepancia entre las direcciones políticas y militar germanas, con un creciente desencuentro entre el canciller Bethmann-Hollweg y el jefe del OHL Falkenhayn. Este último desaconsejaba hacer una oferta de paz a los Aliados en ese momento y resaltaba el encarnizamiento al que se había llegado: " Esta no es la clase de guerra con la que estamos familiarizados. En un sentido muy real se ha convertido en una lucha por la supervivencia de todos los beligerantes". La discrepancia esencial se refería a los objetivos de guerra, muy distanciados según fuera los proponentes. El máximo responsable del OHL respaldaba el mantenimiento del equilibrio anterior a las hostilidades pero tenía muy claro que alguna clase de supremacía sobre Bélgica y Polonia debía ser garantizada. Las demandas de la Liga Pangermana eran mucho mas desorbitadas, exigiendo zonas del noroeste de Francia y la creación de una vasta colonia en Africa Central a expensas del Congo belga. FOTO. ERICH VON FALKENHAYN, JEFE DEL OHL ( ALTO ESTADO MAYOR ) ENTRE SEPTIEMBRE DE 1914 Y AGOSTO DE 1916.

Respecto al otro núcleo de influencia , el Ober Ost, Ludendorff había creado una estructura administrativa de ocupación en Polonia , Kurlandia y Lituania, que a corto plazo procuraba poner los recursos y poblaciones de estos territorios a disposición de la maquinaria alemana en los aspectos financiero, judicial, religioso y agrícola, pero a medio plazo pretendía la ejecución de ambiciosos planes anexionistas y colonizadores a cargo de granjeros alemanes al término del conflicto. Ludendorff veia esta empresa como la recreación de la labor de los antiguos Caballeros Teutónicos de la Edad Media: " Yo estaba determinado a reasumir en el territorio ocupado el trabajo de civilización en el cual los alemanes han trabajado en esas tierras por muchos siglos. La población compuesta por una mezcla de razas, nunca ha producido una cultura propia y dejada a si misma sucumbiría a la dominación polaca ".

Hindenburg respaldaba las medidas de su segundo, aunque coincidía con Falkenhayn en descalificar como extravagantes y desmesuradas las reivindicaciones de la Liga Pangermana y otros grupos nacionalistas afines. La estimación que hacía el OHL de la situación le fue expuesta a Guillermo II en un memorandum en las Navidades de 1915. La clave debía estar en emprender una guerra de desgaste pero concentrada, eso si, en un miembro vulnerable de la coalición de la Entente.

Evaluando las distintas posibilidades, Inglaterra solo parecía vulnerable mediante el bloqueo submarino; los jefes navales Tirpitz y Holtzendorff se mostraban optimistas respecto a la reanudación de una ofensiva sin restricciones contra el crucial tráfico de aprovisionamiento británico, que debería dar frutos en un pazo de cuatro a seis meses. Falkenhayn la aprobó con vacilaciones: "Suponiendo que las autoridades navales no estén cometiendo un error (...) no puede haber justificación entre los militares para rehusar el empleo de lo que promete ser nuestra arma más efectiva".

Respecto a Rusia, manteniendo la áspera divergencia con el Ober Ost que se venía arrastrando desde el año anterior, Falkenhayn opinaba era un adversario secundario después de la serias derrotas que le habían infligido las huestes austroalemanas en 1915. No era una amenaza inminente, y él seguía desconfiando de una profundización en las vastas extensiones rusas ( que era precisamente la propuesta de Hindenburg ). En cualquier caso, hasta la primavera de 1916 las condiciones climáticas no permitirían la puesta en marcha del ataque; especulaba más bien con otra operación limitada, esta vez contra Ucrania, la región triguera por excelencia del imperio zarista, en conjunción con una Rumania, que según esperaba, imitaría a su vecina Bulgaria y se incorporaría próximamente a la causa de los Imperios Centrales.

Quedaba el verdadero enemigo continental, Francia. Era una convicción generalizada en el OHL que esta nación había estirado tanto sus recursos a lo largo de 1915, especialmente su cantera de reclutas, que estaba rayana en el agotamiento. Un acontecimiento espectacular, que provocara un bajón en la moral del pueblo francés bien podía ser el catalizador para que el gobierno de París diera su brazo a torcer. Hasta los políticos alemanes se hacían eco de esa percepción de la fragilidad francesa. El canciller Bethmann-Hollweg estimaba: " surge una definitiva fatiga de guerra (...) especialmente en Francia, donde la derrota de Rusia y sus propios fallos en quebrar nuestras líneas están deprimiendolos ". Falkenhayn pensaba que ese "acontecimiento espectacular" debía ser una ruptura en un punto restringido pero muy significativo para los franceses. Nada de ataques en una longitud amplía, estilo avance alemán en 1914 o incluso embates franceses en Champaña y Artois en 1915. Al tomar la iniciativa se partiría con la ventaja de concentrar un poder abrumador de artillería nunca visto hasta la fecha, un "trommelfeuer" en su máxima expresión, que obligaría a los franceses a comprometer todas su reserva humana y literalmente provocar una especie de "hemorragia" de combatientes : " Si ellos lo hacen así, las fuerzas de Francia se desangraran hasta la muerte (...) si ellos no lo hacen así, y nosotros logramos nuestro objetivo ( territorial ) el efecto sobre Francia será enorme. "



En pocas palabras, Alemania ganaría tanto si los francese aceptaban el embite como si no. El agudo ojo de Falkenhayn percibió el saliente de Verdun, a orillas del Mosa, como ese punto crítico y simbólico. Estaba a 20 kilómetros de una terminal ferroviaria indispensable para el mastodóntico despliegue de medios que exigían sus previsiones. Cuando estalló la guerra el general Michel Coutenceau era el gobernador de la fortaleza de Verdun, guarnecida por 63.000 soldados y 1.400 oficiales, de los cuales 51.000 eran tropas de combate. Las espectaculares defensas permanentes consistían en doce fuertes , 27 bunkers o fuertes menores y  118 baterías de artillería, agrupando 427 cañones en los fuertes y líneas intermedias. A ellos se sumaban 268 ametralladoras A lo largo de 1915 el área había permanecido en calma salvo ocasionales escaramuzas y traslados de, 86 morteros, y una reserva de 258 cañones, 50 morteros y 8 ametralladoras. No obstante la perdida de confianza a raíz de la demostrada vulnerabilidad de fuertes como el de Manonvillert, al este de Luneville, en agosto de 1914, o los de las fortalezas de Lille, Maubeage y Longwy en septiembre del mismo año, experiencia ratificada por la debilidad similar de los fuertes belgas  en 1914 y rusos en 1915, decidieron al mando francés a transferir buena parte de los armamentos de Verdun a los ejércitos de campo. La fortaleza fue designada "Región fortificada de Verdun" y puesta bajo la jurisdicción del ejército de campo.

 


MAPA. EL IMPRESIONANTE DISPOSITIVO DE FUERTES Y "OUVRAGES" ( BUNKERS ) QUE FORMABAN EL ANILLO DE VERDUN. CONSTRUIDOS ENTRE 1874 Y 1910, FUERON REFORZADOS CON HORMIGON A PARTIR DE 1886 PARA CONTRARRESTAR EL NUEVO EXPLOSIVO MELINITA ( ACIDO PICRICO )

Verdun tambien contenía una poderosa carga emotiva debido a su carácter fronterizo, en la vecindad de la disputada Lorena, y por ser la histórica cuna del tratado de partición del imperio franco de Carlomagno en el 843, a partir del cual surgieron Francia y Alemania. El encargado de ejecutar el grandioso proyecto sería el V ejército del Kronprinz Wilhelm, que  había peleado furiosamente en las inmediaciones de Verdun en 1914, aunque solo consiguió envolverla al este y oeste formando el saliente.  A lo largo de 1915 el área había permanecido en calma salvo ocasionales escaramuzas y traslados según oscilaba el péndulo en las batallas de la vecina Champaña; de hecho en octubre de 1915 los depósitos de municiones de infantería y los cañones de 75 mm fueron desmantelados y enviados a los sectores vecinos de Argonne y Champaña, y las guarniciones fueron igualmente reducidas, dejando atrás pequeños retenes de custodia y para manejar los cañones de las torretas, que permanecieron en su sitio porque no podían operar en campo abierto.

 Por fin el V ejército, reforzado para la ocasión, tendría oportunidad de arrancar de su camino esta insolente posición francesa.

El planteamiento de Verdun era inédito. Por vez primera una gran ofensiva era concebida desde su origen como una batalla de desgaste y no como la indeseable consecuencia derivada del atasco de una ofensiva de ruptura, como fue el caso de las restantes batallas en el frente Occidental en 1915-1917. Algunos historiadores han cuestionado las verdaderas intenciones del jefe del OHL, arguyendo que, como hicieron otros generales de la primera guerra mundial con altas responsabilidades, buscó a posteriori justificar su empecinamiento en insistir en una vía que se mostraba sin salida. Examinando las circunstancias en las que se gestó el plan y las propias declaraciones de Falkenhayn en aquellos primeros meses de 1916, podría  afirmarse que era sincero cuando declaró que estaba decidido a capturar Verdun, tanto si era evacuado en medio de la desmoralización enemiga como si era necesario quebrantar el poderío humano francés.

En el bando de los Aliados también se produjeron importantes novedades. En las conferencias de Calais efectuadas en diciembre de 1915 la delegación británica, una vez decidida la evacuación de Gallipoli y algo desmoralizada por ese hecho, propuso clausurar el frente balcánico como medida complementaria y concentrarse en el frente oeste ; no obstante a instancias de italianos y franceses se decidió a mantener la presencia en el puerto bien comunicado de Salónica a fin de hostigar a los búlgaros y de mantener alto el prestigio de la Entente ante las reluctantes Rumania y Grecia.

En Gran Bretaña, el "Nuevo Ejército" de voluntarios convocados por el ministro de la Guerra Kitchener continuaba completando su despliegue en Flandes. Contaba con 2.700.000 efectivos en enero de 1916, pero esta cifra se quedaba corta ante las elevadas pérdidas y las insaciables necesidades bélicas. El 5 de enero Asquith solicitó ante la cámara de los Comunes del parlamento londinense un proyecto de ley para instaurar el servicio militar obligatorio, que terminaría siendo aceptado en el mes de marzo.


En las conferencias de Chantilly del 6 al 8 de diciembre de 1915 Joffre y French ( en su último acto antes de ser sustituido ) , acompañado de su consejero y miembro destacado del Consejo Imperial de la Guerra ( IGS ), Archibald Murray, impusieron un criterio según el cual los Aliados debían actuar siempre al unísono: " Solo se obtendrán resultados decisivos si las ofensivas de los ejércitos aliados se llevan acabo simultáneamente o por lo menos en fechas suficientemente cercanas como para impedir que el enemigo transporte sus reservas de un frente a otro ", fijándose intervalos máximos de un mes. En una nueva reunión el 14 de febrero de 1916 entre Joffre y el recién ascendido Haig se fueron concretando fechas y espacios : la zona designada para la gran ofensiva de verano estaría situada en la Picardía, centrándose en el valle del Somme y apuntado como objetivo inmediato Peronne. Los franceses deberían correr con el protagonismo, aportando 39 divisiones junto a unas 15 británicas.

Por otro lado, Haig también promocionó a sus propios hombres de confianza en el Estado Mayor británico en Londres, destacando la persona de William Robertson; tenía una loable trayectoria como intendente general y contaba además con la confianza del monarca inglés, Jorge V. Esto le permitió acumular puestos relevantes e introducirse reemplazando a Murray en el IGS , el comité del gobierno responsable de formular estrategias, debilitando la posición de Lord Kitchener, que a su vez empezaba a ser cuestionado por sus deficiencias en manejo de la dirección de la enorme masa del "Nuevo Ejército" que el mismo había creado. Afín a los planteamientos de Haig, Robertson era un ardiente defensor del carácter decisivo del frente Occidental considerando que: " ( la victoria ) definitiva solo puede alcanzarse mediante la derrota o el agotamiento del socio dominante de la alianza central: Alemania ".

21.7.07

PROGRESOS ALIADOS EN AFRICA. BALANCE DE LA CAMPAÑA SUBMARINA A FINES DE 1915.







Ante las noticias preocupantes que llegaban de Europa, en el verano de 1914 las autoridades alemanas concentraron tropas en el sur de la colonia de Namibia (oficialmente África del Suroeste Alemana) y se apoderaron del enclave británico de Walvis Bay  . 

El 22 de febrero de 1915 el primer ministro sudafricano Louis Botha dirigió a 67.000 efectivos sudafricanos  contra Namibia. Previamente, en otoño de 1914, había sido sofocada una revuelta entre los ciudadanos de ascendencia boer dirigidos por el teniente coronel Manie Maritz, que mostraban su disconformidad con la participación activa de la Unión Sudafricana en contra de Alemania. Aún estaban frescos entre ellos los trágicos acontecimientos de las guerras boers libradas en las regiones de Transvaal y Orange a principios de siglo, cuando Inglaterra era su adversario, y cuando los germanos les prestaron apoyo diplomático  en esa difícil tesitura. FOTO. EL POLÍTICO SUDAFRICANO Y ANTIGUO GENERAL BOER, LOUIS BOTHA.


Pero estas dificultades no paralizaron al acción de los sudafricanos; incluso entre los boers terminó imponiéndose la necesidad y la conveniencia de apoyar a los ingleses, para no desestabilizar el delicado equilibrio interno del país. El 4 de marzo de 1915 Namibia fue invadida por varios puntos simultaneamente, y los apenas 9.000 hombres que se les oponían ( alemanes, boers escapados de la fallida rebelión de 1914 e indígenas de las fuerzas locales ) cedieron terreno desde el primer instante, limitándose a realizar acciones de hostigamiento para retrasar la marcha de los Aliados en el desierto del Kalahari.

 
MAPA. EL ÁFRICA DEL SUROESTE ALEMANA ( NAMIBIA )


El 5 de mayo las fuerzas combinadas de los generales Jan Smut y Botha se apoderaron del nudo ferroviario de Karibib, y el 12 de mayo cayó la cercana Windhoek, capital de la colonia de Namibia. Lüderitz, el principal puerto a 500 kilómetros al suroeste de la capital estaba en manos sudafricanas desde el año anterior. Los alemanes vieron su control reducido a la norteña región de Ovambolandia, en una situación desesperada debido a su total incomunicación con la metrópoli. El 20 de mayo Botha solicitó la rendición al comandante Victor Franke, sustituto desde noviembre de 1914 del fallecido Von Heydebreck, y al gobernador Seitz, que tras unas semanas de resistencia, terminaron cediendo el 9 de julio de 1915, cuando aceptaron la capitulación en Khorab. 


FORO. BATERIA DE CAÑONES DE 77 MM EN AFRICA DEL SUROESTE

FOTO. COLUMNA DE INGLESES DE NIGERIA, EN LA EPOCA DE LA LUCHA POR CAMERÚN. 

En Camerún, al comienzo de las hostilidades los ingleses capturaron el principal puerto de la colonia, Duala, el 27 de septiembre de 1914 sin encontrar apenas resistencia, en tanto que los franceses impulsados por el general Joseph Aymerich ocupaban los puestos fluviales alemanes sobre el río Congo, precisamente cedidos por Francia para aplacar a Guillermo II durante la crisis de 1911. La facilidad de estas conquistas preliminares se debía paradójicamente a las intenciones de organizar una defensa en profundidad centrada en Ngaundere, en las tierras elevadas septentrionales, rodeada de un hinterland fértil y con accesos bien protegidos por su entorno natural. La decisión de "ceder para conservar" se había tomado en previsiones que se remontaban a 1913; en el caso de Camerún resalta lo temprano que se estableció una estrecha colaboración entre la autoridad civil del gobernador Karl Ebenmainer y la militar para tratar de conservar la posesión del territorio, mucho mayor que en otras colonias alemanas donde las acciones bélicas fueron interpretadas por los militares como una mera extensión del teatro de la lucha en Europa. No obstante en Garua, en la parte norte de la colonia, los alemanes lograron derrotar a un contingente británico tempranamente, el 30 de agosto de 1914, dando muerte al jefe enemigo, el coronel McLeor.

                               FOTO. VISTA DE UN SECTOR DE LAS DEFENSAS DE GARUA 



El gobernador del África Ecuatorial Francesa, M. Merlin, fue el principal promotor de las expediciones de 1915 cuyo blanco era Yaunde, la ciudad más grande del interior de Camerún. En un primer momento, en junio de 1915 los germanos lograron bloquear las expediciones francesas y belgas que penetraban procedentes del este y sureste, pero el aislamiento causo estragos en la logística, en la forma de una creciente escasez de municiones de fusil y ametralladora. El comandante Zimmermann, responsable local de la Schutztruppen, cometió un fatídico error al desguarnecer diversos puntos, como Garua, que formaban el dispositivo externo de la posición clave de Ngaundere. Garua estaba defendida por 300  hombres al mando del capitán Von Crailsheim, equipados con 11 ametralladoras y 6 cañones, pero cayó en manos de una fuerza inglesa dirigida por Cunliffe-Owen tras un asedio desde el 18 de abril hasta el 10 de junio. A instancias de un perspicaz coronel francés, Brisset, que se había dado cuenta de la verdadera importancia de Ngaundere, los Aliados continuaron su marcha hasta tomarla por sorpresa. Los puntales del hábil plan germano se derrumbaron así de un modo casi casual.

La agónica resistencia alemana se concentró en Yaunde, demasiado expuesta al empuje simultaneo de los ingleses de Charles Dobell, procedentes de Nigeria y la presión de los franceses que partían de Nola, sobre el río Sanga. El final era inevitable y después del parón impuesto por la estación de las lluvias las diferentes columnas aliadas contactaron el 8 de enero de 1916 en Nachtingal, al norte de Yaunde. Unos 6.000 askaris y 1.000 alemanes se replegaron hacía el sur del país en búsqueda de asilo en Río Muni ( el sector continental de la Guinea Española ), territorio neutral español fronterizo con Camerún. Fueron acogidos y desarmados por las autoridades españolas, y permanecieron internados a la expectativa de acontecimientos. 

En el extremo norte Mora aguantó hasta el 18 de febrero de 1916, cuando el capitán Von Rabe aceptó unas generosas condiciones de capitulación: los askaris serían licenciados y retornarían a sus hogares, los alemanes internados en Gran Bretaña, y 2.000 libras inglesas serían utilizadas para pagar los atrasos a las tropas.




MAPA. EVOLUCIÓN DE LA CAMPAÑA EN CAMERÚN 1914-1916


FRAGMENTO DE DESPACHO RECOGIDO EN EL PERIODICO " EL DIARIO ESPAÑOL " DEL LUNES 8 DE MAYO DE 1916:

" Los alemanes del Camerón. En Pamplona. A las siete de la mañana llegó un tren especial con unos 250 alemanes internados. Fueron recibidos por el obispo y varios comisionados. La multitud invadió los andenes, ocupando luego todo el trayecto de la ciudad por donde habian de pasar los internados, a los que se les tributó un recibimiento cariñoso, siendo saludados con aplausos y vítores. los soldados y clases alemanes han sido instalados en el pabellón de la ciudadela. "


Dentro de la pugna en el mar, a consecuencia del incidente del "Lusitania" en junio de 1915 se impusieron una serie de severas limitaciones a la actividad de los submarinos alemanes: prohibición de atacar a cualquier tipo de buques de pasaje y a los de bandera neutral, a pesar de que cínicamente los ingleses ondeaban en sus navíos pabellones extranjeros. Un nuevo incidente, con la destrucción el 19 de agosto del paquebote "Arabic" ( 15.800 toneladas) a manos del U-24 del teniente de navío Schneider, que actuó por sorpresa en inmersión contraviniendo las directivas recibidas, volvió a agravar las relaciones con Estados Unidos al producirse algunas víctimas yanquis. Se repitió el ciclo acaecido con el " Lusitania ": protestas airadas de EE.UU. seguidas de desvelos diplomáticos y un nuevo torniquete a la campaña submarina en la reunión del 26 de agosto en Pleiss del Cuartel General, a la que acudieron entre otros Guillermo II, Bethmann-Hollweg, Falkenhayn, Von Tirpitz como secretario de estado para la marina y el almirante Bachmann que ejercía de jefe de Estado Mayor de la Flota. Las nuevas medidas restrictivas aprobadas provocaron el furor del anciano Von Tirpitz y del almirante Bachmann, que presentaron la dimisión a comienzos de septiembre. El káiser la rechazó en el primer caso, debido a los respaldos políticos de Von Tirpitz entre las formaciones derechistas, y la aceptó en el segundo, reemplazándolo en el Estado Mayor de la Flota por Henning Von Holtzendorff, que ha continuación promulgó ante los oficiales responsables unas directivas que coartaban seriamente la efectividad de los sumergibles germanos: " Su majestad el Kaiser ha ordenado completar su orden del 6 de junio con la prohibición de hundir hasta nueva orden cualquier barco de pasaje, incluidos los de pequeño tonelaje, sin advertencia previa y sin asegurar el salvamento de pasajeros y tripulaciones " y otra más el 18 de septiembre: "La situación general exige que se excluya, durante las próximas semanas todas las posibilidades de incumplir las órdenes que han sido dadas respecto a la lucha submarina. durante este período cesará , por lo tanto, toda actividad en la costa occidental inglesa y en el canal de la Mancha. Se proseguirá la guerra submarina en el mar del Norte, conforme al derecho de presa."

 " FOTO. EL ALMIRANTE HOLTZENDORFF.

Un cierto consuelo para los líderes de la marina alemana lo representó el incremento en la entrega de unidades submarinas construidas por los astilleros: 52 en 1915, lo cual abría buenas perspectivas de cara a la posible reanudación de operativos a gran escala en 1916. Además se mejoraban las prestaciones técnicas en los nuevos tipos: las series posteriores al U-40 desplazaban mas de 700 toneladas y podían llegar a 17 nudos en navegación de superficie, mejorando su autonomía oceánica al disponer de más combustible y torpedos. En la primavera de 1915 también se ampliaron los escenarios de actuación con la transferencia de varias flotillas al Mediterráneo, que como hemos visto apoyaron a los turcos en la lucha por los Dardanelos. Se estacionaron en el puerto austriaco de Cattaro, cerca del canal de Otranto, y en el turco de Esmirna.




CUADRO. TONELAJE DE HUNDIMIENTOS DE CARGUEROS ALIADOS ATRIBUIBLES A LA GUERRA SUBMARINA, VERANO DE 1915:

JUNIO......131.400
JULIO.......109.000
AGOSTO....185.000

El balance de la actividad submarina en el otoño de 1915 ascendía a un total de 850.000 toneladas aliadas, al costo de 15 submarinos; lejos de las expectativas de asestar un golpe demoledor a los Aliados, pero muy meritorias considerando el reducido número total de submarinos implicados y los trastornos e incertidumbres que generaban en las previsiones de abastecimiento de la Entente.

16.7.07

GALLIPOLI ( II )

La actuación del submarino alemán U-21 del comandante Otto Hersing desconcertó a las fuerzas navales aliadas que apoyaban con sus baterías a las tropas desembarcadas en la península. Recién llegado del Báltico después de un largo periplo, el 25 de mayo el U-21 torpedeó y hundió al acorazado británico de 12.000 toneladas " Triumph ", causándole un centenar de muertos. El efecto fue doblemente eficaz porque el naufragio fue perfectamente contemplado por los combatientes en Gallipolí. Wilhelm Tägert, uno de los oficiales germanos que auxiliaba a los otomanos testimoniaba: " El hundimiento del "Triumph" fue algo tran tremendo de ver, que por un momento se olvido la guerra en la costa. Los soldados que estaban en las dos líneas de trincheras, en las colinas de Gallipolí, salieron y quedaron a la vista unos de otros, olvidandolo todo, de tan intensa excitación, y observaron fascinados hasta que el "Triumph" se fue totalmente a pique; entonces regresaron de un salto a sus trincheras y siguieron disparándose mutuamente." MAPA. DESARROLLO DE LOS COMBATES EN GALLIPOLI.


Y Hersing no había hecho más que empezar. El 27 de mayo entre cabo Helles y Ari Burnu, en las mismas aguas donde se cobró su anterior víctima, le tocó el turno al veterano acorazado inglés "Majestic" de 15.000 toneladas, causándole medio centenar de muertos. Las aguas del Egeo y del Mármara se habían vuelto especialmente peligrosas debido a la proliferación de submarinos y torpederos de ambos bandos. La noche del 12 de mayo el destructor turco "Milich" consiguió infiltrarse en la bahía de Mudros, en la isla griega de Lemnos, y hundir al acorazado inglés "Goliath" con un saldo de 571 fallecidos. Los submarinos aliados tambien se cobraron su tributo, como el E-11 que hundió al acorazado turco "Barbarroja" el 8 de agosto con 253 de sus tripulantes. En total los submarinos aliados hundieron 12 transportes, 44 vapores y 59 pequeños veleros turcos, desorganizando el tráfico marítimo otomano entre Europa y Asia Menor, y lamentaron la pérdida de 8 sumergibles propios.
El 28 de junio se cruzaron contrataques simultáneos, en Chunuk Bair de los turcos contra el Anzac y de los británicos contra los turcos en Helles; ambos fracasaron. Estaba quedando claro que la pugna por la península había caído en el mismo estancamiento que el frente occidental, reproduciendo el mismo paisaje de atrincheramientos y avances insignificantes y costosos.


FOTO.UNA VISTA DE LOS MUELLES PROVISIONALES Y LOS CAMPAMENTOS ALIADOS EN CABO HELLES.



Para escapar del punto muerto los ingleses decidieron apelar una vez más a su dominio del mar, organizando un nuevo desembarco que tendría lugar en la bahía de Suvla, inmediatamente al norte de Ari Burnu y de la cala de los Anzac. El operativo estaba previsto para la noche del 6-7 de agosto, pero previamente se realizarían acciones de distracción para fijar a los turcos fuera del entorno de Suvla. Una de ellas correspondió a un feroz asalto de los australianos contra Lone Pine, una de las rebautizadas colinas del entorno del Chunuk Bair, que costó 1.700 bajas aliadas y alrededor de 5.000 turcas. La otra fue un movimiento en cabo Helles, totalmente fallido, que dejó 3.500 bajas británicas y 7.500 turcas. Con todo, se logró el propósito de poner pie en Suvla de manera incruenta; de hecho, los perplejos comandantes aliados no acertaron a ordenar un avance rápido que sin duda les hubiera dado la victoria, y se limitaron a profundizar un0s 800 metros desde las playas. Desde un primer momento hubo críticas respecto a esa actitud indolente, entre ellas la del general Aspinall-Oglander que declaraba: " la duda y el retraso del 7 y el 8 de agosto han conducido a que las ventajas conseguidas con el desembarco por sorpresa en Suvla se hayan desperdiciado. El IX cuerpo había jugado demasiado con el tiempo. Había perdido la oportunidad de conquistar el terreno elevado con mucha facilidad, pasando a ser entonces un combate entre fuerzas iguales, con las tropas británicas en la planicie abierta, bañada por el sol, y los turcos en posesión de todos los puntos de ventaja. Además, los turcos eran superiores como escaramuzeros y también en el uso de rifles con respecto a las jóvenes fuerzas del Nuevo Ejército, y una vez desvanecida la sorpresa, había pocas posibilidades de apuntarse un éxito".
Al mismo tiempo los australianos de Ari Burnu se deslizaron por la costa enlazando con los recién llegados a Suvla, y a continuación penetraron tierra adentro hacia Koja Chemen Tepe, otra de las colinas del entorno septentrional de Chunuk Bair. Allí se desarrolló una confusa pero furiosa batalla entre las laderas rocosas y los barrancos, que se prolongó hasta el 10 de agosto cuando finalmente un contrasalto turco a bayoneta calada acaudillado por Kemal aplastó a 3 batallones ingleses que trataban de retener la cima del Chunuk Bair. Durante unas horas los ingleses contemplaron desde ese punto las aguas de los Dardanelos, antes de ser desalojados y confinados de nuevo en la vertiente occidental de Gallipolí. A mediados de agosto el costo del desembarco en Suvla ascendía a 2.000 muertos y 10.000 heridos, que eran transferidos a los saturados hospitales de Egipto y Malta, previa escala en los buques hospitales que pululaban en el Egeo desde finales de abril. FOTO. MUSTAFA KEMAL JUNTO CON VARIOS OFICIALES DE LA 19 DIVISION TURCA.


El enojo que provocó en el ministerio de la Guerra británico la palpable falta de decisión en los acontecimientos de Suvla se tradujo en una cadena de destituciones que alcanzaron al general Stopford, comandante del IX cuerpo desplegado en Suvla, y varios de sus generales de división, y en una serie de amargas reflexiones sobre la falta de preparación de las tropas, como reflejaba Jack Churchill, miembro del Estado Mayor de Hamilton en Gallipolí: " Creo que se debe a su entrenamiento. Nunca antes habían visto un disparo. Hace un año que son soldados y durante ese periodo solo les enseñaron una cosa: la guerra de trincheras. Les han dicho que excaven por todas partes y les han inducido a esperar al enemigo (...) desembarcaron y avanzaron un kilómetro y medio y pensaron que habían hecho algo maravilloso(...) ¿estaba bien seguir tan lejos? ¿ Podían quedar aislados o caer de pronto en una trampa? Una bala ocasional ¿ era sólo un francotirador o una trinchera oculta repleta de enemigos que estaban esperándolos?" Estas palabras nos muestran lo profundamente que había calado en la mentalidad de los militares las lecciones de los combates de 1914-1915 en el frente occidental, pero lo inadecuadas que podían ser bajo otras circunstancias, al paralizar la iniciativa.




MAPA. RED DE TRINCHERAS OPUESTAS EN SUVLA A FINALES DE 1915


Un último y desesperado intento el 21 de agosto por parte de los ingleses de Suvla para desbordar las posiciones enemigas se estrelló en la denominada colina de la Cimitarra, dejando 5.000 bajas aliadas y 2.500 turcas. Hamilton se mostraba cada vez más deprimido en los mensajes que intercambiaba con Kitchener. La llegada de un nuevo jefe experimentado en los combates en Francia, Julian Byng, que se hizo cargo de la vacante en Suvla tampoco ayudó demasiado. Byng sostenía que eran precisos pesados bombardeos con munición de alto explosivo como los característicos del frente oeste si se quería reanudar con alguna posibilidad de éxito los embates contra las ahora bien consolidadas posiciones otomanas, y si no , más valía irse olvidando de poder lograr la victoria en Gallipolí. En realidad, desde septiembre de 1915 los dirigentes aliados comenzaron a desesperar de poder sacar algo en limpio del sueño convertido en pesadilla de los Dardanelos.

15.7.07

EXPEDICIONES RUSAS EN ARMENIA. KUT-EL-AMARA (I ): AVANCE BRITANICO EN IRAK.

En el extremo oriental del mar Negro, pasada la penosa lucha de Sarikamish, el resto del invierno de 1914-1915 se consumió en una febril reorganización en las agrestes comarcas de la Transcaucasia. Enver Pasha reconstruyó el quebrantado III ejército otomano y lanzó algunos contingentes con la misión de ocupar Tabriz, en el Azerbayan persa. Los rusos de Iudenitch apelaron a las levas entre las poblaciones nativas para rehacer sus desgastadas divisiones. La mayoría de esos nuevos reclutas eran armenios, que mantenían una secular rivalidad con los turcos recrudecida en las últimas décadas debido al auge del nacionalismo reivindicativo armenio.

En primavera Iudenitch tenía a su disposición 130.000 hombres de infantería y 35.000 de caballería gracias a la adición de cuatro regimientos cosacos y dos de dragones, lo que mejoraba grandemente su movilidad. Asimismo se habilitó un completo e inédito sistema telefónico y se restauraron caminos y enlaces ferroviarios estratégicos. Para salvar las distancias entre las estaciones terminales y las posiciones avanzadas se hizo acopio de miles de mulas, bueyes y camellos. Llegada la primavera de 1915 el primer paso lo emprendió la 36º división turca, secundada por miles de jinetes irregulares kurdos, cruzando la frontera turco-persa y apoderándose de Dilman. Pero las rapacidades y abusos de los merodeadores kurdos durante su marcha despertaron la indignación entre la población cristiana armenia, que cristalizó en la rebelión de los residentes de Van, a orillas del lago del mismo nombre, en el mes de abril. Los turcos se apresuraron a bloquear la ciudad, pero el IV cuerpo de ejército caucásico del general Oganovski se movió igualmente en auxilio de los rebeldes armenios. La división de caballería caucásica y la III brigada de cosacos del Baikal se desplazaron por ferrocarril hasta Tabriz y una vez alli desplegaron un vasto movimiento envolvente limpiando de adversarios las comarcas entre Dilman y Van. MAPA. LA ZONA TRASCAUCASICA Y LA ARMENIA TURCA


A finales de mayo Oganovski liberó Van del asedio y envió a sus hombres circundando el lago por las orillas norte y sur. Muchos armenios formaron una milicia improvisada que les apoyaban. Superado el impacto inicial del desembarco aliado en Gallipoli, Enver decidió detener esta progresión rusa. A partir del III ejército seleccionó una poderosa fuerza comandada por Abdul Kerim, que estaría asesorada por un oficial alemán, el comandante Guse. Constaba de las divisiones 17º, 28º, 29º,36º, 37º, 51º y 52º, amén de dos divisiones de caballería y una pléyade de irregulares árabes y kurdos. Los rusos infravaloraron las dimensiones de la nueva amenaza que se dibujaba ante ellos. Continuaron confiadamente su avance en el mes de junio, entrando en Malazgirt y Tutak, en la parte septentrional del lago Van, mientras una columna de cosacos y armenios quedaba detenida en la parte sur.

Entre el 12 y el 16 de julio de 1915 Oganovski desalojó a los turcos de una línea fortificada en las colinas de Belican, a 25 kilómetros al oeste de Malazgirt. Pero el 23 de julio le abandonó la suerte cuando los cosacos del Don fueron aplastados en el flanco derecho ruso; fue necesario reagruparse apresurádamente en Malazgirt. Los 10.000 hombres de infantería y 5.000 de caballería que se juntaron en la ciudad estaban amenazados por 35.000 turcos. Parecía que no había nada que hacer y Malazgirt se evacuó e 26 de julio. Las recientes conquistas al sur del lago Van hubieron también de ser evacuadas el 4 de agosto.

Este brusco cambio de la fortuna reanimó a Enver, que indicó a Kerim la posibilidad, bastante aventurada, de lanzar una contrainvasión y cruzar la frontera. Los turcos efectivamente acamparon en Eleskirt y Karakilisse, en la misma linde entre ambos imperios, pero no acertaron a dar caza a Oganovski; y en cualquier caso Iudenitch se preparaba cuidadosamente para cerrar los flancos del movimiento enemigo, desplazando a 22.000 soldados y 36 cañones conducidos por Baratov en el noroeste, y a los efectivos evacuados de Van reunidos en el IV cuerpo Caucásico de Charpentier que surgía ante el flanco derecho turco. Solo la prudencia de Abdul Kerim que recelaba de las intenciones últimas del aparente repliegue ruso evitó que los turcos quedaran copados en la frontera. Kerim evacuó Karakilisse en un solo día, justo a tiempo de eludir lo peor del contrataque ruso; pero incluso así cedió 6.000 prisioneros y buena parte de su artillería. El IV cuerpo Caucásico hasta recuperó Van, pero Iudenitch prefirió no exponerse de nuevo y detuvo su empuje.

Estos relativos éxitos en el sur no sirvieron para contrarrestar el terrible desastre sufrido por las huestes zaristas en Polonia y Kurlandia ese mismo verano de 1915. El Gran Duque Nicolás, relevado de la dirección allí, encontró nuevo destino como "virrey" de los intereses del imperio en el mar Negro. Instalado en su nuevo puesto en Tiflis el 24 de septiembre una de sus primeras preocupaciones fue resolver el papel ambiguo de Persia, cuya neutralidad no era respetada por ninguno de los beligerantes. A tal fin el Gran Duque creó una fuerza móvil apta para recorrer los grandes espacios desolados de Persia, fundamentalmente caballería de la división montada Caucásica, la 1ª división de cosacos del Cáucaso y 2 regimientos de cosacos del Kubán, aparte de algunos batallones de infantería "opolchenie" ( reclutas de 1915 ); en total 14.000 hombres y 30 piezas de artillería de montaña y convencionales.

Simultáneamente a estas empresas militares tuvo lugar una sucesión de terribles masacres de la población civil armenia. Los disturbios antiarmenios se arrastraban en el interior del imperio turco desde fines del siglo XIX, debido a la creciente conciencia nacionalista de la minoría armenia enfrentada a los mayoritarios turcos, diferencias aumentadas por la divergencia religiosa entre el cristianismo de los primeros frente al islamismo de los segundos. Fueron especialmente masivos los actos de violencia en 1894-1897 bajo el gobierno del sultán Hammid II, que costaron la vida a decenas de miles armenios, como en la durísima represión de las protestas en la ciudad costera de Samsum, iniciadas por una subida de tributación discriminatoria para los cristianos. Las persecuciones se renovaron en Cilicia en 1909, aunque los armenios, agrupados en organizaciones políticas clandestinas como el Armenagán, el Hunchukia, etc, no cejaron en su agitación, ante la complacencia de San Petersburgo, que se consideraba el natural protector de los pueblos cristianos del imperio otomano. Una vez declarada la guerra en noviembre de 1914, según las leyes de conscripción decretadas a finales de ese año la mayoría de los hombres armenios ( entre los 18-45 años ) fue alistada en las divisiones turcas, pero solo se les adjudicaron trabajos comunes y no se les entregaron armas, debido a las suspicacias que despertaban.

El 12 de abril de 1915 una incursión turca trato de reconquistar Basora, la cabeza de puente establecida por los ingleses el año anterior en el delta mesopotámico; 12.000 turcos combatieron contra 4.000 angloindios en Shaiba y fueron vencidos, dejando 3.200 bajas. Algunas semanas más tarde, a comienzos de mayo, el general John Nixon, jefe expedicionario inglés en Irak, planeó capturar Bagdad, sin tener en cuenta el incremento que últimamente estaban realizando los turcos de su presencia en la zona. A su subordinado Charles Towshend, un curtido veterano del ejército colonial en la India, le fue encomendada esta misión con 15.000 hombres y varios cañoneros fluviales de apoyo de la clase  Cadmus (1.070 toneladas, y armados con seis cañones de 105 mm y 3 ametralladoras): el Espiegle, el Clio y el Odin . Se inició prometedóramente el 31 de mayo con la conquista de Qurna, y el 3 de junio de Amara, ambas en el valle del río Tigris y en la ruta hacía el codiciado objetivo.

En paralelo, por el valle del Éufrates se desplazaba otra pequeña columna angloindia al mando de George Gorringe, que entró en Nasiriya, a 160 kilómetros al norte de Basora, el 24 de julio. A pesar del agobiante calor y las enfermedades, que afectaron al propio Townshend, a finales de agosto se planificaba el asalto a Kut-el-amara, ciudad fortificada rodeada de lagunas pantanosas típicas de los llanos del sur de Irak. Townshend no las tenía todas consigo debido a la cortedad de sus efectivos, ahora reducidos a 10.000 hombres de a pie . Podía contar, eso sí, con un millar de jinetes, ya que la existencia de las amplias planicies desérticas a los margenes de las franjas cultivados de los ríos permitían la cómoda evolución de la caballería y su uso a cierta escala, favorecida además de por la menor potencia de fuego de los contendientes en el teatro mesopotámico, en comparación con otros escenarios bélicos. A pesar de sus dudas, Townshend emprendió el embate contra Kut-el-Amara los días 27 y 28 de septiembre, tomándola con relativa facilidad al precio de 1.200 bajas angloindias y 5.300 turcas.

No obstante, el comandante turco de la plaza, Nurud-din-pasha se había replegado cautamente hacía Ctesifonte conservando el grueso de sus unidades y con la expectativa de recibir considerables refuerzos. Los británicos le siguieron hasta allí ( a solo 32 kilómetros al sur de Bagdad ) y el 11 de noviembre de 1915 trataron de abatir el último obstáculo en su camino: contaban con 11.000 hombres y 30 piezas de artillería que se enfrentaron a 18.000 turcos dotados con 45 cañones. Reiteradas embestidas de los angloindios no dieron ningún fruto, y el 25 de noviembre los exhaustos hombres de Townshend se batieron presurosamente en retirada , de vuelta a Kut-el-Amara el 3 de diciembre. Fue el turno para que los turcos contraatacaran y el 7 de diciembre pusieran bajo sitio esta localidad, levantando a su alrededor un sólido complejo atrincherado. Otros 30.000 soldados otomanos se incorporaron al asedio bajo la dirección del mariscal alemán Von der Goltz. Las esperanzas de los angustiados británicos de Kut se cifraban en la llegada de una columna de socorro que ni siquiera estaba organizada.

12.7.07

EL APLASTAMIENTO DE SERBIA


A pesar de la tensión generada por la ofensiva aliada en Champaña Falkenhayn autorizó en septiembre de 1915 la transferencia de efectivos para ejecutar el principal sueño austriaco: conquistar Serbia. La ocasión parecía especialmente propicia porque Bulgaria, vecina de Serbia, estaba basculando hacía los Imperios Centrales animada por el fiasco aliado en Gallipolí; el 6 de septiembre un enviado búlgaro, el coronel Gancev,  se entrevistó con los dirigentes militares austriacos y alemanes, y el 22 de septiembre los búlgaros iniciaron silenciosamente su movilización.

Aunque los planificadores de las Potencias Centrales hubieran querido flanquear simultáneamente a los serbios desde el oeste partiendo de Bosnia el debilitamiento de las unidades austrohúngaras allí acantonadas, por las transferencias al frente italiano lo hacía inviable. Esto redujo a esas fuerzas en Bosnia al papel menor de fijar a las fuerzas montenegrinas para que no interfirieran  las operaciones principales que partirían desde el norte. El 11 º ejército alemán de Von Gallwitz tomó posiciones en Voivodina, en la desembocadura del río Temes. En la misma región, junto al Sava y la confluencia de este con el Danubio,  se dispuso el 3º ejército austriaco, bajo la dirección del general Kövess, agrupando a cuatro divisiones austríacas y un cuerpo alemán de tres divisiones. Todas las fuerzas quedaban adscritas en el grupo de ejércitos del general Mackensen, el artífice de la reciente victoria en Gorlice-Tarnow.



 Los preparativos, asignados a los oficiales del Estado Mayor alemán fueron laboriosos y muy precisos, como recordaba Von Falkenhayn: "El 6 de octubre estuvo marcado por la apertura de las operaciones del 3º ejército austrohúngaro y de nuestro 11º ejército, y el 11 de octubre por los búlgaros. Fue posible madurarlo tan pronto puesto que los preparativos para el despliegue y el cruce del río habían sido absolutamente completados. Ya en la primavera oficiales del  Alto Estado Mayor alemán  habían recorrido toda el área hasta el menor detalle, y todas las medidas de preparación posible habían sido tomadas. Cada posición para baterías, cada posible punto de vadeo, el  acantonamiento de las tropas reunidas, y sus abastecimientos, fueron acordadas, y puentes y otros materiales de cruce, municionamiento y comisariado fueron puestos a punto. Las tropas no tenían otra cosa que hacer salvo marchar y proceder inmediatamente al cruce.  El agudo oficial al cargo de estos preparativos, teniente coronel Hentsch, del estado mayor sajón, se incorporó al estado mayor del grupo de ejércitos Mackensen como intendente general .  Fue principalmente debido a su esfuerzo que estuvimos en disposición de conseguir el efecto sorpresa trayendo las tropas en el último momento, y, además, que toda la tremenda campaña militar de cruzar el Sava y el Danubio fue llevado a cabo limpiamente, sin ningún tropiezo." 

 Al igual que en las anteriores y fracasadas campañas emprendidas en solitario por los austriacos el territorio abrupto, muy boscoso y cortado por torrentes impetuosos, y la existencia de epidemias endémicas dificultó el desenvolvimiento de las tropas incursoras, pero los serbios también acumulaban el desgaste de un año de hostilidades ininterrumpidas, y aunque lentamente, comenzaron a ceder ante las eficientes acometidas  planificadas por el estado mayor de Mackensen, entre cuyos miembros se encontraba, además  de Hentsch,  un brillante subalterno llamado H.Von Seeckt, futuro jefe del ejército en la república de Weimar.


El  9 de octubre capituló la capital, Belgrado. Por añadidura Bulgaria, decidida por las promesas alemanas de saciar sus viejas ambiciones sobre la región de Macedonia se inclinó definitivamente el 11 de octubre por el bando de las Potencias Centrales ( consumando el que sería último gran éxito diplomático de estos ) y declaró finalmente la guerra a Serbia. Esta vio como su frente se duplicaba a oriente y su resistencia sucumbió bajo el embate del 1º y el 2º  ejércitos búlgaros dirigidos por K. Boyadshiev y G. Todorov que lograron el 21 de octubre capturar Skopje y cortar  el ferrocarril entre Serbia y Salónica, conjurando la alarmante posibilidad de una incorporación a la lucha en el interior de los Balcanes de 35.000 soldados aliados del general francés M. Sarrail, que acababan de afianzarse en aquel puerto griego, después de arrancar el 27 de septiembre una autorización del inestable gobierno heleno. Este oficialmente seguía siendo neutral, pero se hallaba dividido en dos desde la tormentosa destitución del proaliado primer ministro E. Venizelos ( que contaba mayoría en el parlamento ) a manos del progermano rey Constantino I. El monarca colocó a candidatos suyos en la jefatura del gobierno, sin lograr pleno reconocimiento de muchos sectores de opinión griegos. Los Aliados venían aprovechando esta confusa situación desde hacía varios meses, instalándose en varias islas griegas del Egeo ( Tenedos, Lemnos, etc ) para apoyar la pugna de Gallipolí haciendo valer la supremacía marítima que ejercían en el Mediterráneo.

Entretanto el 5 de noviembre caía Nish, la segunda mayor ciudad de Serbia; a mediados de mes el ejército serbio había tenido que abandonar casi todo su país y retirarse a la meseta de Kosovo, en el suroeste de la nación. Algunos contraataques desesperados fueron contenidos por los búlgaros a finales de noviembre y los serbios tuvieron finalmente que emprender una desordenada retirada a través de las nevadas colinas albanesas, bajo la mirada desconfiada de sus habitantes, sufriendo hostigamientos ocasionales a manos de los mismos. L. Waring recogería años después estos testimonios: "Los que compartieron la retirada dan una versión confusa de frío, hambre, un paisaje espléndido, emboscadas de los albaneses, de caminos cubiertos de caballos muertos, de moribundos al borde del camino. Nos hablan de que los embajadores de Rusia y Gran Bretaña se tumban sobre paja junto al ministro de Asuntos exteriores serbio, su esposa y su hijo, mientras en la habitación contigua se tumban sin orden ni concierto los ministros, secretarios, cónsules, trujamanes, criados italianos y franceses. Nos cuentan que el rey, tumbado en una camilla tirada por cuatro bueyes, comparte las dificultades del camino con el soldado común ".
IMAGEN.GRABADO REPRESENTANDO LA RETIRADA SERBIA POR ALBANIA

No obstante a primeros de diciembre de 1915 unos 200.000 soldados serbios y varias decenas de miles de civiles alcanzaron los puertos adriáticos de Durazzo ( Durres ) y San Giovanni de Medua ( Lezha )*, azotados por una epidemia de tifus, donde fueron recogidos por docenas de mercantes aliados que los trasladaron a la isla griega de Corfu y posteriormente, una vez reequipados y curados, de nuevo al continente en la Macedonia griega, donde Sarrail había constituido un nuevo frente balcánico contra los búlgaros.

Los Imperios Centrales obtenían de este modo un nuevo triunfo, eliminando la amenaza que pesaba sobre Austria-Hungría desde el sur y despejando una vía de comunicación segura hasta Turquía. Incluso Conrad von Hotzendorf  conjeturó  que Rusia se avendría a una paz negociada tras el colapso de Serbia, según reflejó en un memorandum entregado al emperador Francisco José; pero en Petrogrado hicieron oídos sordos.

Hasta el habitualmente sobrio Falkenhayn mostró cierto optimismo y quedó deslumbrado por las consideraciones de un libro publicado ese otoño, " Mittleuropa ", de F. Naumann, que propugnaba la creación de un bloque territorial desde el Báltico hasta el Mediterráneo bajo la égida alemana, como paliativo al bloqueo naval inglés y alternativa geoestratégica. Pero de este manera el OHL comenzó a entrometerse excesivamente en la labor de los políticos, y con el tiempo acabaría imponiéndose completamente a estos, hasta el punto de marcar la agenda de los objetivos de guerra alemanes. En particular Falkenhayn vetó una propuesta de la cancillería referente a la presentación de una propuesta de paz de Berlín a la Entente.


*AMPLIACIÓN: EL COMBATE NAVAL DE GARGAÑO 28-29 DICIEMBRE 1915

Dentro del esfuerzo por interferir el creciente tráfico mercante  de los Aliados para evacuar a los restos del ejército serbio se produjo esta acción naval. El 28 de diciembre de 1915 un reconocimiento aéreo señaló la presencia en el puerto albanés de Durazzo (Durres) de dos destructores italianos y de siete mercantes. El almirante Haus, jefe de la K.u.K. Kriegsmarine, ordenó al Linienschiffskapitan Heinrich Seitz von Treffen que actuase contra ellos. Esa noche salieron de Cattaro los destructores Balaton, Csepel, Lika, Tatra y Triglav, conducidos por el crucero ligero Helgoland, el insignia de Seitz.

A las 2.35 horas del día 29 de diciembre, cerca del estuario del Bojasa, el Balaton detectó un periscopio y embistió al submarino francés Monge, del que recogió a los supervivientes. Tras llegar a Durazzo a las 7.00 horas cuatro destructores se adelantaron y destruyeron tres mercantes, con el Helgoland y el resto de la flotilla dando cobertura y enfrentándose a las baterías de costa. Desgraciadamente, al salir del puerto el Lika y el Triglav entraron en un campo de minas al tratar de esquivar el campo de tiro del Hegoland. El Lika se hundió rápidamente tras chocar con dos artefactos. El Triglav fue tomado a remolque con dificultades. 

A las 11.35 horas salieron de Cattaro el crucero acorazado Kaiser Karl VI y cuatro torpederos para prestar auxilio. Pero poco después Seitz fue informado del avistamiento de columnas de humo en el horizonte. Eran cruceros y destructores Aliados salidos de Brindisi al conocerse la incursión sobre Durazzo, interponiéndose en la ruta de la flotilla austrohúngara y sus bases. El tullido Triglav fue evacuado y Seitz giró hacia el suroeste. La fuerza Aliada que perseguía a los austrohúngaros la componían el crucero británico Darmouth, el crucero italiano Quarto y cinco destructores franceses, disparando a partir de las 13.50 horas. Además otra fuerza Aliada con el crucero ligero británico Weymouth, el crucero italiano Nino Bixio y cuatro destructores italianos estaba próxima. 


                                           FOTO. H. SEITZ VON TREFFEN

Durante las tres horas siguientes se produjo una agitada persecución que llevó a la flotilla de Seitz hasta las cercanías de la costa italiana. A las 18.00 horas Seitz inició el giro hacia el norte, en dirección al litoral austrohúngaro pasando justo por delante de sus perseguidores y desapareciendo en la creciente oscuridad.

En la mañana del 30 de diciembre los barcos de la monarquía dual entraron a salvo en el puerto de Sebenico. El almirante Haus no quedó muy contento con la pérdida de dos de sus destructores modernos, y destituyó a Seitz, a pesar de su probada habilidad conduciendo la incursión.


7.7.07

LA INTERVENCION ITALIANA. LAS CUATRO PRIMERAS BATALLAS DEL ISONZO.


Italia sufría desde el mismo principio de la contienda las presiones de intervencionistas proaliados, manifestadas sobre todo en campañas de prensa en periódicos conservadores, liberales o nacionalistas como el " Popolo d´Italia " dirigido por un disidente socialista, B. Mussolini, respaldado por agentes franceses. Italia se había desligado en agosto de 1914 de sus obligaciones con la Triple Alianza, invocando que esta solo tenía carácter defensivo, pero en realidad impulsada por su hostilidad hacia Austria-Hungria. FOTO. LOS SOBRINOS DE GARIBALDI, PARTIDARIOS DE LA INTERVENCION PROALIADA.
Algunos intervencionistas, como C. Battisti, un austriaco de la minoría italiana del Trentino, o P. Garibaldi ( sobrino del unificador de Italia ) se enrolaron como voluntarios junto a otros 4.000 compatriotas en las fuerzas armadas francesas. Las promesas de los Aliados respecto a la adquisición de las tierras irredentas en el Adriático a costa de Austria-Hungria se materializaron en el pacto de Londres, suscrito solapadamente ( a espaldas del parlamento de Roma ) por el ministro de exteriores Somnino en abril de 1915. La multiplicación de manifestaciones callejeras de los nacionalistas entre el 12 y el 20 de mayo, acompañadas por las incendiarias soflamas de G. D´Annunzio fue derribando los últimos puntales neutralistas en la clase política italiana, como al conocido liberal Giolitti, censurado por su propio partido. FOTO. EL PRIMER MINISTRO SALANDRA.

Cuando Salandra, el primer ministro liberal, se presentó ante el parlamento tras la crisis de gobierno del 13 de mayo, la cámara otorgó plenos poderes al ejecutivo con la evidente pasividad de los socialistas, divididos internamente sobre la cuestión de la guerra. El rey Victor Manuel II era otro de los partidarios de la intervención; está se hizo entonces irresistible. El 23 de mayo de 1915 Italia declaró la guerra a Austria-Hungria, incorporándose al bloque de los Aliados. A partir del 24 de mayo el general L. Cadorna, jefe militar italiano, supervisó la movilización de más de un millón de hombres aunque inmediatamente disponibles ( y equipables, debido a las dificultades de un país poco industrializado como Italia ) había 600.000. La artillería pesada era algo escasa en los calibres pesados: solo 200 morteros de 149 mm y un puñado de calibre superior, en cualquier caso poco eficaces frente a posiciones fortificadas y alambradas. Existía un frente potencial de unos 700 kilómetros aunque la presencia de la cordillera de los Alpes en el Trentino tendía a confinar los movimientos de envergadura a la parte oriental de la frontera italo-austriaca: exactamente a las riberas del río Isonzo encajadas en escarpaduras y los Alpes Carnios, de menor altitud.

Se libraron sucesivamente varios encuentros en ese valle del Isonzo. Los correspondientes a 1915 fueron: la I batalla , reñida entre el 23 de junio al 7 de julio, tenía por objetivo alcanzar el puerto de Trieste. Unos 200.000 italianos se batieron contra 100.000 austriacos en un frente de 32 kilómetros, pero solo lograron atravesar el Isonzo en un punto. A partir del 5 de julio el 2º ejército italiano de P. Frungoni y el 3º del duque de Aosta reanudaron el ataque sin resultados tangibles. En la II batalla del 18 de julio al 3 de agosto los italianos adoptaron el concepto de bombardeo de cobertura realizando una concentración artillera, encontrándose con idénticos problemas a los experimentados anteriormente por los otros beligerantes, como la escasez de municiones de gran calibre (e incluso de baterías pesadas ), o la inexactitud del tiro. Los austriacos seguían en inferioridad numérica pero desplazaron dos divisiones de refuerzo. Los progresos italianos fueron mínimos, tomando 4.000 prisioneros. Del 18 de octubre al 4 de noviembre se sostuvo la III batalla, donde los italianos reunieron hasta 1.200 cañones que realizaron una descarga de 3 días. Tampoco se alcanzaron progresos reseñables, obstaculizada la infantería por las persistentes lluvias. Pero la lucha era cada vez más empecinada y se cobró 67.000 bajas italianas por 42.000 austriacas. Antes de la pausa invernal, entre el 10 de noviembre y el 2 de diciembre se produjo la IV batalla, en la que los italianos lograron aproximarse al nudo ferroviario de Gorizia, sin lograr apoderarse del mismo. El coste fue de 49.000 bajas italianas por 30.000 austriacas.

El balance era parecido al del frente Occidental: estancamiento, en este caso en torno a la demarcación fronteriza con una leve ventaja para los italianos. Estos habían tratado de lograr un objetivo estratégico, desviar la atención de los Imperios Centrales, primero del frente Oriental en el verano y de Serbia y los Balcanes en otoño, lo que no consiguieron. Las pérdidas italianas de 1915 ascendían a 230.000 hombres de los cuales 45.000 eran muertos.

4.7.07

LA SEGUNDA BATALLA DE CHAMPAÑA Y LA TERCERA DE ARTOIS. LOOS.CAMBIOS EN EL MANDO BRITANICO.

A lo largo del verano de 1915 los Aliados occidentales siguieron atentamente el curso de la campaña austroalemana en Polonia y Galitzia. La inteligencia aliada evaluó la concentración alemana en el frente Oriental, concluyendo de que temporalmente existía una clara superioridad de los Aliados en Francia. La producción armamentística francesa había conseguido engrosar el número de cañones disponibles y sus depósitos de municiones correspondientes. Para aprovechar la ocasión y tratar de aliviar a los apurados rusos, Joffre propuso reanudar la ofensiva repitiendo los escenarios de la primavera anterior, en Champaña y el Artois. Se le dio protagonismo a la primera de ellas, donde se reunieron 3 ejércitos franceses al mando de Castelnau, al este de Reims. Foch, con fuerzas más reducidas y un frente también más reducido de 20 kilómetros actuaría simultaneamente en Artois. A los ingleses de Haig les tocaría entablar combate junto al 10º ejército francés en Loos y Lens, con los ojos puestos en alcanzar la gran ciudad de Lille. FOTO. EL GENERAL CASTELNAU

Dentro del gobierno galo se propagaron ciertas dudas; el proyecto de Joffre se parecía demasiado al practicado infructuosamente en la primavera, y el presidente Poincaré hasta sugirió posponer los movimientos al año siguiente, en lo que fue secundado por los británicos, aun preocupados por sus estrecheces en las reservas de munición pesada. Pero las objeciones no prosperaron ante la decidida voluntad de Joffre y su prestigio. En cualquier caso French le fue tomando gusto al plan y terminó respaldando a su colega francés en las conferencias aliadas celebradas en Chantilly y Calais   el mes de julio. Entre otras mejoras, al BEF se habían incorporado seis divisiones de Territoriales, de la 46º a la 51º, que habían cruzado el canal de la Mancha en la primavera, algunas de las cuales, como la 47º y la 51º, ya fueron fogueadas en los enfrentamientos de Festubert en mayo. Estas divisiones fueron paulatinamente acondicionadas con la reciente artillería de campo de 18 libras, desechando las piezas anticuadas que les fueron asignadas mientras permanecieron en suelo patrio, y con la adición en su organigrama de un batallón de zapadores durante agosto y septiembre, lo que las homologaba con las restantes divisiones del Ejército Regular britanico. La crísis de escasez de proyectiles de artilleria, que tanto revuelo ocasionó meses antes, se estaba subsanando.Todo ello explica la nueva determinación de French y otros de sus jefes de cara a adoptar un movimiento agresivo.

Los preparativos fueron especialmente arduos y comprendían además de la habitual y enorme concentración de tropas y abastecimientos, unidades de caballería para explotar la esperada brecha , la excavación de largos túneles para minar las posiciones avanzadas del enemigo, y una acumulación de 2.500 cañones. 

Documento de apoyo: MENSAJE DE JOFFRE EN VÍSPERAS DE LAS BATALLAS DE ARTOIS Y CHAMPAÑA 

De hecho una intensísima barrera de fuego artillero de tres días de duración fue el prolegómeno a al orden de asalto impartida el 25 de septiembre de 1915, en medio de la lluvia y de los acordes del himno nacional, "La Marsellesa", interpretado por las orquestas de los regimientos comprometidos.


 MAPA. LAS FRACASADAS ARREMETIDAS FRANCESAS EN ARTOIS Y CHAMPAÑA EN SEPTIEMBRE DE 1915

Los entusiastas franceses se toparon con el III ejército alemán del general Von Einem, muy bien parapetado en una red de trincheras de nada menos que 5 kilómetros de espesor. Al principio la superioridad numérica de los franceses era tajante, 19 divisiones en la primera oleada contra 7 de sus adversarios, pero casi inmediatamente se vieron amedrentados por la solidez de las fortificaciones y la extraordinaria disciplina de los alemanes, que devolvieron un preciso fuego de contrabatería. Con todo, a las 48 horas del comienzo de la batalla, algunos grupos de soldados franceses se las arreglaron para penetrar hasta la tercera línea de trincheras alemanas enmedio de una gran matanza capturando un complejo reducto defensivo en La Courtine. Edmond Genet, voluntario norteamericano en el ejército francés comentaba: " Algunos ( prisioneros ) de ellos, muchachos de entre 16 y 20 años se encontraban en un estado espantoso. Sangrando, con la ropa hecha jirones, con heridas de bala, granada y bayoneta, daba pena verlos. Muchos gemían con los brazos en torno al cuello de algún camarada ".

Inevitablemente se produjeron algunas grietas en las posiciones y en la moral alemanas. Falkenhayn tuvo que enviar a un oficial asistente de su entera confianza, F. Von Lossberg, a Champaña con la consigna de aferrarse al terreno en tanto se trasladaban divisiones de refuerzo desde el frente Oriental. Los artilleros germanos volvieron a lucirse y machacaron a las unidades enemigas de reserva que permanecían al descubierto en las inmediaciones de los salientes formados por la primera oleada de avances. Un miembro de la Legión Extranjera, Alan Seeger, lo vio así: " Nuestro papel fue permanecer pasivos en campo abierto bajo un fuego que cada hora crecía más terriblemente, mientras los aviones y los globos cautivos, ante los cuales estábamos completamente expuestos, regulaban el tiro (...) el regimiento ha sido diezmado sin que la mayoría de nosotros hayamos disparado una sola bala ".

Joffre terminó dando su brazo a torcer el 6 de noviembre. En Artois la actuación secundaria del 10º ejército francés solo arrancó reducidísimos progresos en las colinas de Vimy, pronto bloqueados por el mal tiempo y los contraataques germanos. Los franceses contabilizaron en total 190.000 bajas propias en estas ofensivas otoñales, a pesar del optimismo necesario que exhibian los periódicos parisinos recogiendo las pérdidas del bando contrario ( unas 140.000, de las cuales unos 20.000 eran prisioneros ) y omitiendo las  propias. FOTO. IMAGENES DE PREPARATIVOS EN CHAMPAÑA EN SEPTIEMBRE DE 1915





El esfuerzo inglés corrió la misma suerte: la necesidad de no dejar en la estacada a sus aliados continentales se impuso a pesar de los augurios poco halagüeños, como el fallo en la barrera de gas tóxico que debía abrir la acometida, dispersada por un viento imprevisto. En un frente de 12 kilómetros en torno al pueblecito de Loos lograron invadir la primera línea enemiga profundizando 3,5 kilómetros, pero como siempre el impulso se embotó a las pocas horas. La reanudación al día siguiente derivó en pérdidas inasumibles. Cuando a mediados de octubre los ingleses se dieron por vencidos acumulaban 60.000 bajas a cambio del control de Loos y sus alrededores. La crisis que había sacudido a la dirección política inglesa en mayo tuvo ese octubre su correlato militar. En vista de los decepcionantes resultados de las operaciones libradas en 1915 , el mariscal French fue finalmente destituido del mando supremo en Flandes y reemplazado por su lugarteniente Douglas Haig, jefe hasta la fecha del I Cuerpo.  Haig era un oficial distinguido, encargado antes de la guerra de la Dirección de Entrenamiento Militar. Aunque no demasiado elocuente, su elevada capacidad para la planificación, elaborando minuciosamente todos los detalles, y su probada habilidad para coordinar al unísono las distintas armas le habían ganado una elevada consideración tanto entre sus oficiales como en el conjunto del ejército.

En la segunda batalla de Champaña y en Loos Alemania había vivido algunos instantes de apuro acumulando un cuarto de millón de bajas, pero podía darse por satisfecha porque lo esencial de su dispositivo en el frente occidental permanecía incólume, y eso a pesar de la inferioridad numérica, compensada por la  genialidad del OHL para desplazar rápidamente fuerzas desde los sectores en calma a los amenazados.