6.1.11

ESPECIAL: EL EJÉRCITO RUMANO EN 1916

El "Armata activa" o ejército ordinario, estaba formado por los hombres comprendidos entre los 21 y 28 años; el "Reserva armatei" o ejército de la reserva abarcaba a los que estaban entre los 24 años y los 40 años; y la milicia, los de 41 a 46 años. Entre 1914 y agosto de 1916 el ejército se amplió hasta llegar veinte divisiones de infantería y dos de caballería. El jefe del estado mayor era el general Dumutru Iliescu, aunque el rey Fernado I ostentaba legalmente el mando supremo.

FOTO. EL REY FERNANDO I DE RUMANIA ( IZQUIERDA ) DURANTE UNA VISITA A INGLATERRA. El 27 de agosto de 1916 el gobierno rumano se decidió finalmente a declarar la guerra a Austria-Hungría, con la pretensión de apoderarse de la región fronteriza de Transilvania, poblada mayoritariamente por rumanos aunque con grandes minorías de húngaros y alemanes. En esa fecha se movilizó a 833.601 hombres sumando oficiales y tropa, equipados con 800 ametralladoras y un auténtico museo de artillería de 1.300 piezas. Las divisiones de la Reserva número 21º,22º y 23º quedaron formadas el 9 de septiembre, dos semanas después del comienzo de la guerra para Rumania. A partir del conjunto de las divisiones disponibles se formalizaron siete cuerpos de ejército, distribuidos en cuatro ejércitos: I ejército del general Ioan Clucer, cuartel general en Craiova. Integrado por el 1º cuerpo de ejército. II ejército del general Grigoire Crainiceanu, cuartel general en Baicoi. Integrado por los 2º y 3º cuerpos de ejército. III ejército del general Alexander Averescu, cuartel general en Bucarest. Integrado por los 6º y 7º cuerpos de ejército. IV ( inicialmente "del Norte" ) del general Constantin Presan, cuartel general en Bacau. Integrado por el 4º cuerpo de ejército.

El 5º cuerpo de ejército permanecía a la expectativa para situaciones de emergencia.

FOTOS. MEDIOS DE TRANSMISIONES ANIMALES E INALAMBRICAS EN EL EJERCITO RUMANO A nivel de grandes unidades los ejércitos estaban estructurados en cuerpos, y estos en divisiones: las primeras 15 divisiones disponían de complementos de artillería y ametralladoras al completo, la decimosexta división de algunos, y el resto, de ninguno. La infantería era una mezcla de regulares, reservistas, territoriales y milicianos. Naturalmente los regulares recibían el mejor armamento y equipo, y la milicia debía contentarse con el más obsoleto. Una división del primer escalón ( las numeradas del 1º al 10º ) disponía de gran potencial, hasta 27.000 hombres. Estaba estructurada en dos brigadas de dos regimientos cada una ( por tanto 4 regimientos divisionales ). Aparte se les agregó una brigada de infantería de la Reserva. El reglamento estipulaba 4.793 hombres por regimiento divididos en tres batallones de 1.160 hombres cada uno. Un batallón se subdividía en cuatro compañías de a pie y una compañía de ametralladoras. En el caso de que el regimiento fuera calificado de infantería ligera ( " Vinatori" ) sus batallones se reducían a dos.

Las divisiones disponían de un escuadrón de caballería ( "Calarasi" ) y de una brigada de artillería compuesta de dos regimiento de dos o tres batallones cada uno. Asimismo se asignaba una compañía de ingenieros, una sección encargada de señales y comunicación ,y un batallón de servicios varios ( incluía servicios médicos y de aprovisionamiento ).

MAPA. LAS FRONTERAS DE RUMANIA EN 1916. ACANTONAMIENTO DE LOS EJÉRCITOS RUMANOS. La lista de las divisiones rumanas y sus mandos en agosto y septiembre de 1916: 1º Division: General Ioan Dragalina 2º Division: General Constantin Manolescu 3º Division: General Marin Nicolescu 4º Division: General Gheorghe Burghele 5º Division: General Petre Frunza 6º Division: General Constantin Cristescu 7º Division: General Ion Istrate 8º Division: General Ioan Patrascu 9º Division: General Ioan Basarabescu 10º Division: General Artur Vaitoianu 11º Division: General Ion Muica 12º Division: General Traian Gaiseanu 13º Division: General Alexandru Socec 14º Division: General Petre Vasilescu 15º Division: General Eremia Grigorescu 16º Division: General Constantin Anastasiade 17º Division: Desconocido 18º Division. Desconocido 19º Division: General N. Arghiescu 20º Division: General David Praporgescu 21º Division: Desconocido 22º Division: General Aristide Razu Curiosamente, las fuerzas armadas rumanas estaban bastante influenciadas por el modelo marcial de los Imperios Centrales en lo que se refería a vestimenta y armamento, puesto que en los años anteriores la monarquía rumana había procurado relacionarse cordialmente con ellos. Los rifles de infantería eran austriacos, sobre todo modelos Mannlicher de 1893 y 1895 y unas decenas de miles de Steyr M1912; y la artillería de campo la componían piezas de 75 mm Krupp modelo de 1903, alemanas. Baste recordar la apreciación socarrona que hacía Erwin Rommel mientras dirigía la toma de la villa rumana de Kurpenul en noviembre de 1916: "A la derecha yacía la batería que la 1ª sección habia destruido (...) Como no había enemigos en la zona de vanguardia me acerqué con una pequeña patrulla y eché un vistazo a la batería: ¡ cañones Krupp ! ¡ ingeniería alemana !" Respecto a la artillería pesada de campo se contaba con los Schneider M1910 del calibre 105 mm Aunque la milicia estaba dotada con equipos de 1870 como el fusil Peabody-Martini M1879, por otro lado había suficientes fusiles. La artillería adscrita a las divisiones de nueva formación ( de la 11º a la 20º ) eran cañones ligeros de 57 mm procedentes del desmontaje del anillo de fortificaciones de Bucarest y montadas sobre chasis improvisados, en los que el escudo lo constituía precisamente una parte de sus cúpulas originales. Los morteros eran una mezcla del modelo 1896 de la Vickers de 127 mm, y un surtido de modelos franceses y alemanes.

 El verdadero talón de Aquiles era la cuestión de la provisión de municiones. Había cuatro calibres distintos para los fusiles, pero el verdadero problema era que solo se disponía de 1.000 cartuchos por hombre, con lo que la escasez estaba garantizada. Con una industria armamentística débil, Rumania dependía para su municionamiento de capturas o importaciones aunque el gobierno, en la época en que decidía su intervención en la PGM apostaba por una guerra corta que haría innecesaria una reserva de municiones… La fuerza aérea ( "Corpul Aerian Romana" fundada el 20 de abril de 1913 ) estaba compuesta por cuatro escuadrones combinados ( "Escuadrila" ) encargados desde el 15 de agosto de 1916 de apoyar a cada uno de los ejércitos de infantería, y un "grup" adicional para custodiar Bucarest. En los primeros meses de la lucha estaba equipada con una desvencijada colección de aparatos franceses de preguerra ( en condiciones operativas eran 4 Caudron, 2 H. Farman, 10 M. Farman, 8 Voisin y 4 Nieuport ) aunque posteriormente recibiría considerables refuerzos formándose en enero de 1917 la "Aeronautica Regala Romana".

RUMANIA SE DECANTA POR LOS ALIADOS. HINDENBURG SUSTITUYE A FALKENHAYN

El gobierno de Bucarest, alentado por los efectos devastadores de la ofensiva Brusilov sobre Austria-Hungría y por el callejón sin salida de los alemanes en Verdun, se comprometió secretamente a unirse a la causa de los Aliados a mediados del mes de agosto aunque aguardó hasta el día 27 para efectuar su declaración oficial. Hasta entonces Rumania había sido un valioso suministrador de los preciados trigo y petróleo para Alemania y Austria-Hungría, con lo que su decisión les era doblemente perjudicial. El panorama se ensombrecía todavía más para los Imperios Centrales, ya muy agobiados por el cenit de las ofensivas enemigas del verano, al abrirse un nuevo flanco de combate en los Cárpatos transilvanos. Como amargo anticipo, Italia había declarado oficialmente la guerra a Alemania dos días antes, el 25 de agosto, (hasta entonces solo era beligerante contra Austria-Hungría) y se incautó de las propiedades y buques germanos presentes en el país.

Esta coyuntura desfavorable fue el colmo para la estrategia de Falkenhayn, totalmente deshauciada, un desprestigio que obviamente se extendió a su promotor. Empeoró su posición el haber descartado precisamente una intervención rumana a corto plazo. Sus últimos apoyos en el escalafón, como von Hohenborn, ministro de la guerra, el general von Lyncker, jefe del gabinete militar imperial, y von Müller, jefe del gabinete naval, le abandonaron. En el cuartel general de Pless, a lo largo de la tarde noche del 27 al 28 de agosto Guillermo II, ya bastante deprimido después de conocer la sorpresiva postura de Bucarest, recibió un aluvión de quejas de diversas autoridades civiles y militares. Asumiendo que Falkenhayn había perdido el favor de los altos grados del Heer, convocó unilateralmente a Hindenburg y Ludendorff para tratar de remediar la crisis, a pesar de la antipatía que sentía por ambos, temiendo ( acertadamente como se vería poco después ) que el impetuoso Ludendorff le despojaría de muchas funciones en la conducción del conflicto e incluso en la toma de decisiones en el gobierno civil de Alemania.

Consciente de que esa convocatoria a sus rivales en el mando representaba la retirada pública del favor del káiser, principal valedor que le restaba, el 29 de agosto Falkenhayn asumió que debía presentar su dimisión. Como paradoja final le fue encomendada la dirección de las fuerzas que debían reducir el desafío lanzado por los rumanos.

En la subsiguiente reunión celebrada el mismo día 29 con la pareja del Oberost, en la que estuvo presente el canciller Bethmann-Hollweg desplazado expresamente desde Berlín para atajar la tormenta, Guillermo II designó al viejo mariscal como nuevo jefe de Estado Mayor y a Ludendorff como segundo jefe en el puesto. Muy significativamente Ludendorff prefirió rebautizar su cargo como Primer General del Mando Supremo, estipulando que asumiría junto a Hindenburg la autoridad en "todas las medidas y decisiones que puedan ser adoptadas".

Inmediatamente se tomaron las primeras medidas tendentes a centralizar al máximo la conducción de las hostilidades, con la vista puesta en mejorar la eficiencia de los esfuerzos militares y civiles.

Hindenburg despachó una nota ese agitado 29 de agosto al ministerio de la guerra ordenando un drástico incremento de la producción bélica de municiones, que debía duplicarse, y de cañones y ametralladoras en una proporción triple. Todo antes de medio año, con vistas a dejarlas a disposición de las tropas para la siguiente temporada en la primavera de 1917.

Otra de las primeras disposiciones del  estreno del Duo estuvo orientada a crear un organismo decisorio que supervisase la actuación al unísono de todos los ejércitos de los Imperios Centrales y sus asociados. La propuesta fue sancionada en una conferencia presidida por el káiser Guillermo II en la que participaron delegados austrohúngaros, el zar de Bulgaria y el hombre fuerte de Turquía, Enver Pasha.Conrad von Hotzendorf, como jefe de Estado Mayor austriaco, trató de oponerse al severo recorte de competencias que suponía el surgimiento de esta institución, pero infructuosamente, dada la enorme dependencia en todos los aspectos de Austria-Hungría respecto a su socio alemán. De este modo nació el Mando Supremo de la Guerra desempeñado, claro esta, por Hindenburg y Ludendorff. El 8 de septiembre ambos acudieron a una conferencia  con los comandantes de los grupos de ejércitos y de los ejércitos mismos en el cuartel general del kronprinz Ruperto de Baviera, situado en Cambrai, para revisar la situación.

Después de un vivo debate, la asamblea de jefes aceptó que se había entrado en una fase de producción y desgaste, en la que los Aliados tenían la iniciativa operacional en el frente Occidental. La estrategia y las tácticas debían adaptarse al escenario resultante, para reducir las pérdidas en hombres y material, que tan terribles habían sido en 1916. Si no se obraba en consecuencia,  el riesgo de un colapso ante ofensivas enemigas reanudadas sería máximo en 1917.

Para contrarrestar esto, Ludendorff presentó a los grupos de ejércitos del Oeste una serie de pasos que incluían la conveniencia de construir dos “Ruckzugs stellungen” o posiciones de retirada fortificadas. Una debía cubrir la base del saliente de Noyon desde Arras hasta las cercanías de Soissons, que recibiría el nombre de Línea Sigfrido, y otra de menor longitud la base del saliente de Saint Mihiel o Línea Michel. Su objetivo era acortar el perímetro defensivo si fuera preciso, liberando unidades para crear una reserva de emergencia.

La planificación para las posiciones fortificadas se inició rápidamente. A finales de septiembre de 1916 el trazado de la línea Sigfrido estaba preparada y se acopiaron los materiales y personal para su construcción. 

La línea estaría a unos 40 kilómetros por detrás de los frentes del 1º, 2º y 7º ejércitos. En el centro de la línea la ciudad de San Quintín fue integrada como un baluarte. En la parte sur se aprovechó el valle del Oise y los altos boscosos del sector de Saint Gobain.

La longitud de la Línea Sigfrido abarcaba 142 kilómetros, acortando el frente unos 45 kilómetros. Sería capaz de recibir entre ocho y diez divisiones, aparte de una reserva de tropas y artillería. El 27 de septiembre, tras la aprobación del OHL, el Kronprinz Ruperto ordenó el inició de los  trabajos, que se esperaba concluyesen en cinco meses.

Otra posibilidad que puso sobre la mesa el Grupo de Ejércitos de Ruperto fue la construcción de una línea de retirada más al norte, entre Arras y La Bassee. Tendría unos 80 kilómetros de longitud y recibiría el nombre de la Línea Wotan. 


En cambio, discurría más cerca de la línea del frente del momento, a unos 15 kilómetros por detrás. Tampoco suponía un acortamiento del tramo a defender. Ludendorff le dio el visto bueno el 4 de noviembre de 1916, pero la escasez de materiales y obreros hizo que se retrasase su comienzo hasta que se completara la Línea Sigfrido.

La conferencia de Cambrai también puso las bases de una doctrina actualizada que se tradujo en una serie de documentos del OHL que promulgaban normas de construcción de fortificaciones, implantaban nuevas tácticas, e introducían cambios organizativas para gestionar en adelante las operaciones defensivas.